Época: Japón
Inicio: Año 1
Fin: Año 2000

Antecedente:
Las religiones del Japón



Comentario

Las enseñanzas esotéricas (mikkyo) introducidas en Japón por Kukai a comienzos del siglo IX pronto cristalizaron en una serie de poderosas corrientes dentro del budismo Heian. Una de éstas será la escuela Shingon, es decir, Palabra verdadera, fundada por el propio Kukai en Kongobuji (Koyasan) y Kyoogokokuji (Toji), Kyoto; otra de las corrientes esotéricas fue la que discurrió dentro del budismo Tendai japonés.
La doctrina esotérica garantizaba la posibilidad de alcanzar la iluminación en esta vida sin tener que esperar el renacimiento durante años en un remoto paraíso. El camino no consistía en el estudio de los sutras sino en la comprensión de las enseñanzas secretamente transmitidas por el Buda, que encerraban los secretos profundos de la liberación. Para alcanzar el conocimiento oculto, el adepto debía iniciarse en los diagramas cósmicos o mandalas, en los gestos secretos o mudras y en los símbolos místicos o mantras.

Dos fueron los grandes mandalas esotéricos: el del Mundo Vientre (Taizokai) y el del Mundo Diamante (Kongokai). Ambos ejemplifican e ilustran los aspectos de la sabiduría y la compasión de Mahavairocana (Dainichi), el Buda primigenio, fuente de los restantes budas y seres.

El budismo esotérico ha hecho uso de todo tipo de rituales, desde sencillos movimientos manuales hasta complejas ceremonias. El goma es un ritual importante, una ceremonia en la que se queman estacas de madera en las que previamente se han tallado diversas plegarias. Las distintas fases de la trayectoria de los budas y patriarcas Shingon se conmemoraban mediante complejas ceremonias, así como también eran celebradas las etapas o la iniciación a la vida religiosa de monjes y laicos. En estas ceremonias se usaban utensilios de bronce y se hacían repicar campanas y cimbalillos. El arte y los ritos esotéricos tuvieron una profunda influencia sobre la estética de los nobles Heian.